Ilustración: Marta Álvarez |
Curiosamente esta semana he leído
dos reportajes sobre educación, uno en El País, otro en ABC, que hablaban sobre
el fracaso escolar en España y el éxito de la educación en Finlandia. Te dan
ganas de salir corriendo. Que me perdonen mis queridos amigos maestros asiduos
al túnel pero qué hacemos tan mal nosotros y por qué insistimos en copiar el
mal ejemplo y no el bueno.
Aunque a su favor he de decir que
no podemos culpar del fracaso escolar sólo al sistema educativo. El fracaso
escolar, sin duda, está de la mano de nuestro malísimo sistema laboral y de su
repercusión en las estructuras familiares. Vamos a ver, resulta que en países
como Finlandia sólo la mitad de los niños de hasta seis años acuden a las
guarderías y empiezan el cole alrededor de los siete años. Obviamente eso
pueden permitírselo por un entramado de ayudas económicas y permisos laborales
para madres y padres y hasta para abuelos que aquí ni soñamos. Primer punto que
llamó mi atención.
La lectura es la base de sus
sistema, por eso son cracks en matemáticas porque aprenden a razonar, comprenden
lo que leen y asimilan para resolver. Hasta aproximadamente nuestro quinto de
primaria no se les evalúa numéricamente porque no se considera óptimo hacer
crecer rivalidades ni competencias tempranas y mucho menos frustración. Segundo
punto que llamó mi atención.
Un profesor de primaria tiene
tanto o más prestigio que un cardiólogo o un juez. Su acceso a la carrera es
durísimo, aseguran que de las pruebas más duras de país y la licenciatura de
las más exigentes, la vocación para afrontarla es crucial. Tercer punto que
llamó mi atención.
Se educa en la excelencia y no en
la mediocridad. Quiere decir que no se ralentiza una clase porque algunos no
están al mismo nivel, a los que tienen dificultades se les ayuda para que alcancen los niveles de
sus compañeros. Cuarto punto que llamó mi atención.
Los horarios laborales permiten a
la familia “estar, ser y compartir”. El colegio forma, la famila educa y luego
los dos deben complementarse. Por ahí pienso humildemente que deberíamos
repensar en lo que está fallando. Por otro lado, veo cómo mi hija estudia más o
menos como estudiaba yo y eso no puede ser. Si la sociedad ha avanzado
vertiginosamente, ¿por qué se queda la escuela atrás?. Y si sabemos qué es lo
que falla y conocemos el éxito de otros , ¿por qué no copiamos lo bueno?.
Sé que este post se queda cojo.
Podríamos hablar largo y tendido del tema. Disculpadme, yo sencillamente soy
una mamá preocupada por los éxitos y fracasos de la escuela, donde mis hijas se
forman para afrontar su mañana y que incierto se ve todo, ¿no?,
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