
Llegamos tarde al cole. Niñas subid al coche y mientras en un descuido Dalsy detrás nuestro y fuera de casa. Que no, que ahora no estoy jugando. ¡¡¡A casa!!!. Lo consigo, la engaño con una chuche y llego al cole atacada.
En algún sitio he leído que todo niño debería tener un perro y una madre que le deje tenerlo. Y aunque me cueste reconocerlo y Dalsy sea para mí un trabajo extra, no puedo evitar sonreir cuando al volver del colegio mis hijas son recibidas por su perrita con tremenda alegría. Se abrazan a ella para jugar, pero también si están contentas o si han tenido un mal día. Se apenan si la ven triste, la cuidan y la defienden a capa y espada cuando yo pongo el grito en el cielo por esa zapatilla que me ha deborado.
Respeto, tolerancia, amor por la naturaleza, por los animales y plantas es algo precioso que debemos transmitir a nuestros hijos. Los hará mañana más empáticos y tolerantes. Los hará mejores.
Bueno…estamos igual entonces, con la diferencia que nosotros tenemos un pastor aleman, jajajaja así que multiplica por dos. Comparto tu visión sobre tener animales en casa, a él ya lo teníamos de antes pero la experencia es fantástica!! Sigo aquí leyéndote a pesar de que blogger no me manda tus actualizaciones jooooo
ResponderEliminarVaya, pues no sé que debe pasar. Lo miraré. Desde luego, es como tener a un niño más, verdad?. Un abrazo¡¡ Silvia
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