imágen: Mrs Boho |
Ella preparaba un delicioso arroz
con leche y un cálido arroz del puchero. La recuerdo siempre en la cocina. Yo
solía cobijarme en el calor de los fogones y en las faldas de mi abuela. Ahora
cada vez paso más tiempo en la cocina. Me recuerda mi niñez y si bien jamás
presté demasiada atención a lo que allí se cocinaba y años más tarde he tirado
de los recetarios, siempre regresan a mi
los olores de mi infancia. Hoy os hablo de la cocina, mi lugar preferido en el
túnel. Siéntete privilegiada si te recibo en esta estancia de mi casa y no en
el salón.
Fueron las hadas quienes me llevaron a ella de nuevo para elaborar
papillas, sopas y purés y más tarde caldos, guisos y postres. Postres. Los
postres nos pierden últimamente. Será que el frío y la lluvia nos dejan
cómodamente en casa y entonces las tres nos transformamos en los mejores chefs.
A Pizpireta le encanta hacer nieve con las claras del huevo y Pitagorina no se
resiste a preparar las coberturas de chocolate para los bizcochos. Tartas,
madalenas, nada se nos resiste y a la lavadora tampoco porque, eso sí,
mancharse les divierte igual que a mi me exaspera. Cuando cocinamos o mejor,
cuando horneamos, se cocinan también nuestras confidencias y eso me resulta
delicioso como una taza de chocolate caliente. Imagino que ellas, como yo un
día, se van llenando de olores y van cargando emociones. Esa mochila que va
formando a mis mujercitas.
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