jueves, 31 de octubre de 2013

De flores secas y amor descendente...

No me gustan nada las flores artificiales. A mi me arrancas una amapola del campo o le robas una rosa al vecino, pero flores ficticias no quiero. Y eso que ahora están conseguidísimas y que me ahorraría tiempo, dinero y mejoraría mi alergia. Sin olor, sin su esplendor y hasta sin su ocaso. No quiero. Ni ahora ni en otra vida. Tienen su fecha estos días. Me han preguntado las hadas "mami por qué tanta gente compra esas flores que a ti no te gustan, ¿por qué hay tantas?". Me ha tocado lidiar con el temido tema "muerte". Y he sacado para ello La Vida con toda su artillería.
Decía María T. Hunter que El amor es descendente. De padres a hijos; de abuelos a nietos. Así es como es y así es como debe ser. Cuando a veces ese amor se vuelve hacia arriba, es un increíble y maravilloso regalo de Dios. 
ilustración :Lee Misook
¡Yo quiero ese milagro!. ¡Quiero el amor descendente, ascendente y transversal¡. Lo quiero en vida, ahora y todos los días. Estoy cansada de lazos. Lazos rosas, lazos negros, lazos verdes, lazos blancos. Y de días. Día del padre, de la madre, de la educación, de los difuntos, de las víctimas de, del aire, del agua, día del oso panda. Pero vamos a ver, vistámonos todos los días de todos los colores y con todas las camisetas y, por favor, abracemos a nuestros padres, digamos a nuestros hermanos lo que les queremos.Ves y te tomas un café con tus amigos. Da las gracias hoy y todos los días. Dime que me quieres con una sonrisa y no esperes a llevar flores secas un día al año. Ainns, qué poco me gustan.

martes, 29 de octubre de 2013

Ese sabio ratón

Ilustración de Derbyblue
Y como el hada Pitagorina se va haciendo mayor, pocos recursos le quedan ya a su Ratón Pérez, sabedor de verse pronto descubierto. Por eso no escatima en una buena presentación y come queso por la escalera y quiere dejar el mejor regalo bajo su almohada. Atrás quedaron chocolatinas, unas monedas, coleteros y cromos. Quiso regalarle ayer el ratón a mi hada un sinfín de cosas que le gustan: un viaje al océano, un dinosaurio, un piano de cola, un sillón forrado en seda, zapatos de tacón y un paraguas volador. Se lo trajo todo ese sabio ratón. ¡¡Le dejó un libro!!



martes, 22 de octubre de 2013

Me he vestido de melancolía. Cosas del otoño

Ilustración de Morgan Davidson
Hoy estoy en plena sintonía con el día. Otoñal de los pies a la cabeza. A veces me gusta sentirme así, arroparme por dentro tanto o más que por fuera y mirar desde los cristales como caen las hojas, como arrecia la lluvia o como el viento juega y hace bailar la ropa que está tendida. No podría vivir sin estaciones. Y si bien adoro el verano, necesito esa introspección que trae el otoño. Obligarme a detenerme, calzarme y sacar el paraguas. El otoño me sugiere que camine más despacio, me abriga y eso me gusta. Detenerme cuando todo a nuestro alrededor avanza vertiginosamente. Tal cual. Me dejo y disfruto vistiéndome por un momento de melancolía. 

jueves, 17 de octubre de 2013

ILUSTRACIÓN DE JANET HILL


"Te estoy tejiendo un par de alas, sé que te irás cuando termine...
pero no soporto verte sin volar"
Andrés Castuera Micher

lunes, 7 de octubre de 2013

ilustración: Kim Ji-Hyuck -Hanuol
El papá de las hadas me lo dice cada vez que me quejo de ese dolor de espalda que se viste conmigo todas las mañanas. Lo llevo conmigo como un jersey que me enfundo. "No puedes subir a las niñas a la cama a caballito" y lleva razón. Pero noche tras noche, mientras pueda, me gusta achucharlas y cargarlas. Esta mañana el hada Pitagorina me ha pedido un abrazo de esos "que me duren toda la mañana del lunes, mami, hasta que te vea otra vez". Y yo hundo mi cara en su fino cabello y las respiro, a las dos. Doy todos los abrazos, los que me piden y los que no. Tan deprisa crecen. No quiero ni corregir esas palabras infantiles con las que todavía me sorprende mi pequeña Pizpireta: "Mamá, ¡mira!, me he moreneado", " No quiero pijama mami, quiero un PIJAMÓN (por camisón)". "Te has aflacado mami". 
Ahora que de nuevo el otoño va sacando suavemente sus colores y que la casa huele a deberes y meriendas, vais a tener que perdonarme por no dedicarle tanto tiempo al túnel como debiera. Las hadas vuelan y no puedo perdérmelas. Escribió y comparato Diane Loomans:

Si tuviera que volver a criar a mi hijo,
primero construiría su autoestima y
después nuestra casa. Sería mucho menos firme y lo afirmaría más. Pintaría más con mi dedo y lo señalaría menos. Haría con él más caminatas y volaríamos más cometas. Apartaría mis ojos del reloj y lo miraría con amor...