ilustración: Shi Shi Nguyen |
El otoño ha llamado a mi puerta sin avisar. Vale, que sí, que sabía de su visita pero no de forma tan inesperada. Lluvia, aire y frío acariciando mi puerta y mis armarios sin arreglar. Lindos vestidos veraniegos colgaban hoy de sus perchas y bien me las he tenido que ingeniar esta mañana para buscar un pantalón largo que colocarles a las hadas.
Por favor, necesito una transición, me resisto a pasar de los tirantes al abrigo, de las sandalias a las botas. Pero veo que no queda otra, así que mañana buscaré tiempo para pelearme con todos los guardarropas de mi casa y negociar el presupuesto para el nuevo vestuario de las pequeñas que han crecido una barbaridad.
Bienvenido otoño, te recibo siempre a regañadientes pero luego me abrazo a ti con ganas de tardes de chocolate caliente en casa, de mantitas en el sofa, de juegos y puzzles en la mullida alfombra. Te agradezco el recogimiento, el orden y las rutinas, el sueño más prolongado, el sábado en busca de hojas y piñas, las castañas asadas, la lluvia que limpia y el calor que siento al entrar en casa.
Oooo que bonito texto... yo soy alma de otoño... y estoy deseando también abrir las puertas de mi armario y rebuscar en lo más hondo en busca de una prenda cálida... hoy a nosotras también nos pillo por sorpresa...
ResponderEliminar¡¡¡Hola Sandra¡¡, sí, a mi me encanta¡¡¡¡. Un cálido abrazo otoñal.
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