ilustración: Katy Hare |
De niña yo quería ser azafata de
vuelo. Soñaba con vestirme de azul y recorrerme el mundo subida a las nubes.
Descubrir ciudades, conocer gentes, dormir hoy aquí y mañana allí. Hoy ya
mayor, me siguen apasionando los aeropuertos y me recreo en mi fantasía novelesca
imaginando quién se va, quién llega y observando encuentros y despedidas. Pero
fui creciendo y mamá no dejó que me apuntara a la escuela de instructores de vuelo.
Le parecía, me sigue diciendo ahora, una profesión demasiado “arriesgada y un
poco hipi hija, todo el día fuera de tu casa sirviendo cafés pero allí en lo
alto”. Acabé licenciándome en Ciencias Políticas, ya me dirás.
Pitagorina quiere ser veterinaria
y Pizpireta, bueno, ella todavía es pequeña y un día es médico y otros dos es
bombera o pinturera. Me pregunto si sabré ayudar a mis hijas a escoger su
camino. Su padre y yo hablamos con frecuencia de eso. Divertido me cuenta que
su ilusión habría sido ser marinero, capitán de barco y mira acabó cursando
Ingeniería.
Siempre hubo un mayor que de pronto te dijo que aquello que tú
querías no era lo adecuado y quién sabe. Los tiempos han cambiado tanto que ya
nadie les asegura a nuestros hijos que ser médico, abogado o arquitecto les “solucionará”
la vida. Las miro ahora mismo, mientras hacen su tarea escolar y yo me abandono
un poco por el túnel y pienso en que lo que quiero es que sean: personas íntegras,
responsables y felices. Aunque imagino que eso es fácil de pensar y difícil de
asimilar porque los hijos raras veces tomamos las decisiones que gustan a
nuestros padres.
La de veces que me veo reflejada en mis hijas y la de veces que
me veo reflejada en mi madre.
Hace días que no me pasaba por aquí, y es que uno ya tiene sus achaques y mi salud se resiente...
ResponderEliminarYo de niño quería ser "algo relacionado con la naturaleza" y curiosamente aunque luego cambié de opinión mis padres casi me obligaron a ir a la universidad y me licencié en Biología. A veces los deseos se cumplen pero a lo mejor me equivoqué al pedirlo tan pronto. Ahora soy partidario de dejar que los niños desarrollen sus aptitudes y puedan decidir llegado el momento dónde encaminar su vida. Pero como tú dices y muy bien dicho. Que sean personas íntegras, responsables y felices. :-)
Hola Eduardo. Un saludo desde el túnel. Gracias por leerme
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