En ocasiones me despierto contando mariposas. Las persigo de
todos los colores, tamaños y formas. Raras veces la cazo. Eso sucede cuando el
insomnio me visita, esta noche sin ir más lejos. Entonces me levanto de
puntillas y como una niña traviesa bajo a hurtadillas buscando primero una taza
de leche caliente, buen calmante casero y retomo el libro que sea me esté
leyendo en ese momento. Imposible leer. El reloj me mira desafiante, son las
04.46h y mañana, aunque sábado, las hadas visitaran temprano mi cama y tirarán
del sueño profundo que ahora no tengo.
Así me siento en este instante, como salida de una de las ilustraciones
de Gaëlle Boissonnard (source: pinzellades al món). Felices sueños, voy a buscar los míos, si las mariposas no me abruman de nuevo.
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