Ilustración de Pascal Campion |
Estaba pensando esta mañana en mi fortuna. En toda mi riqueza, que es
mucha. E inmensa. Ha sido al abrir los ojos y respirar, escuchar el despertador
y sentir el abrazo de mi marido. He tirado con fuerza de la correa que sube la
persiana de mi dormitorio y le he dado los buenos días al Sol. He gastado todos
los besos que tenía para despertar a mis hijas y he sentido una punzada en el
corazón por saberlas felices y sanas. Gracias Vida, gracias por bendecirme
todos los días. No dejes jamás que me olvide de ello. No permitas que descuide la
belleza de todo lo que me rodea. Tienes
todo mi respeto, hermosa Vida. Tu primavera y todas tus estaciones, tus días
claros y los oscuros, el cansancio por el trabajo diario, el precioso alboroto
que llena mi hogar. Tesoro grande el mío.
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