No me gustan nada las flores artificiales. A mi me arrancas una amapola del campo o le robas una rosa al vecino, pero flores ficticias no quiero. Y eso que ahora están conseguidísimas y que me ahorraría tiempo, dinero y mejoraría mi alergia. Sin olor, sin su esplendor y hasta sin su ocaso. No quiero. Ni ahora ni en otra vida. Tienen su fecha estos días. Me han preguntado las hadas "mami por qué tanta gente compra esas flores que a ti no te gustan, ¿por qué hay tantas?". Me ha tocado lidiar con el temido tema "muerte". Y he sacado para ello La Vida con toda su artillería.
Decía María T. Hunter que El amor es descendente. De padres a hijos; de abuelos a nietos. Así es como es y así es como debe ser. Cuando a veces ese amor se vuelve hacia arriba, es un increíble y maravilloso regalo de Dios.
ilustración :Lee Misook |
¡Yo quiero ese milagro!. ¡Quiero el amor descendente, ascendente y transversal¡. Lo quiero en vida, ahora y todos los días. Estoy cansada de lazos. Lazos rosas, lazos negros, lazos verdes, lazos blancos. Y de días. Día del padre, de la madre, de la educación, de los difuntos, de las víctimas de, del aire, del agua, día del oso panda. Pero vamos a ver, vistámonos todos los días de todos los colores y con todas las camisetas y, por favor, abracemos a nuestros padres, digamos a nuestros hermanos lo que les queremos.Ves y te tomas un café con tus amigos. Da las gracias hoy y todos los días. Dime que me quieres con una sonrisa y no esperes a llevar flores secas un día al año. Ainns, qué poco me gustan.
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