ilustración Elna Ellis |
Que el tiempo no se detiene y que la vida es un soplo. Que cierro los ojos y me veo sentada en el pupitre estrecho y largo de la facultad. Me recuerdo bailando despreocupada, leyendo como sorbiendo cada libro, respirando mi entonces eterna primavera, mi juventud que no acababa.
Todavía me reconozco frente al espejo, todavía me brillan los ojos, todavía tengo tanto que hacer, tanto que ver. Todavía tanta vida.
Pizpireta se ha apoderado de mi máscara de pestañas y juega a maquillarse a mi lado, mientras Pitagorina se peina una cola de caballo. El espejo me devuelve mi imagen y la de mis hijas. Dos pequeñas "miniyos" que batallan por convertirse en ellas mismas. Las miro orgullosa, como cualquier madre mira a sus hijos. Ya no bailo despreocupada, ya no duermo a pierna suelta, mis caprichos se esfumaron, me he quedado con un solo traje, con el que me visto todos los días, marca o firma: responsabilidad. Jamás volveré a caminar sola, pienso, mi sueño será ayudarles a dibujar su sendero para que dancen su propio baile y sueñen su propia vida.
Muy bonito.
ResponderEliminarMe encanta.
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