Queridos paseantes, muchas otras veces os he pedido tiempo para bloguear y una y otra vez he vuelto a escribir en el túnel, casi siempre impulsada por las ganas de compartir alguna experiencia, inquietud o sentimiento con vosotros. Esta bitácora tiene más de tres años ya y casi unas cuatrocientas entradas que casi siempre han ido acompañadas de bellas ilustraciones. He escrito en ella a horas intempestivas, me he levantado en medio de la noche para hacerlo y hasta me he constipado porque no he podido evitar escribir con el pelo mojado que es debajo de la ducha cuando me dedico a pensar. O cuando me da tiempo. Circulaba estas navidades por las redes sociales que, para una mamá, era más fácil encontrar un unicornio azul que un ratito a solas para ella misma. Lo suscribo.
Llevo tiempo sin escribir y curiosamente, ahora que las hadas Pitagorina y Pizpireta van creciendo y se supone que yo debería tener más tiempo para hacerlo, es cuando necesito un respiro. Parar y empezar de nuevo. Parece que el Hada llegó al final del túnel. Quisiera despedirme de todos aquellos que habéis paseado conmigo, de los muchos que me leéis desde lejos, de los que conozco y de los tantos que he conocido, de todos me he sentido muy cerca. Desde luego que este blog ha sido maravilloso para mi en la etapa más dulce y feliz que estoy segura viviré, que ha sido la infancia de mis pequeñas.
Veréis que hace tiempo que quería cerrar pero hasta han tenido que ser ellas quiénes, inconscientemente, me ayudaran a hacerlo.
Esta tarde se repasaban las mates en casa y hada Pitagorina me ha hecho el siguiente comentario: " Mami, ¿ves?, la vida es como un libro de matemáticas. Hasta hace dos días yo sabía que después del 1 venía el 2 y ahora de repente vienen a decirme que hay un montón de décimas, centésimas y milésimas entre ellos. Es mucho más fácil cuando eres pequeño". Ainns, mis niñas están creciendo y ya comen y duermen bien pero se enfrentan a nuevos retos y estos tampoco quiero perdérmelos. Definitivamente, seguro que tengo un montón de nuevas cosas que contaros pero ya no será desde el túnel del hada. Seguro que nos encontramos de nuevo. Hasta entonces os deseo mucha felicidad y me despido con la sugerencia de que abracéis mucho a vuestros hijos, de que améis y viváis todos y cada uno de los días y no dejéis de leerles, de leer y de que os lean. Esta noche se han acostado escuchando un precioso cuento de León Tolstói que empieza con estas tres preguntas que yo dejo aquí a modo de reflexión:
1 ¿Cuál es el momento adecuado para cada tarea? ¿ para cambiar de camino?
2 ¿Qué personas son las más necesarias?
3 ¿Cómo no equivocarse al decidir qué tarea es la más importante de todas?
Muchas gracias y hasta siempre. La mamá del túnel