jueves, 26 de enero de 2012

Educando en tiempos de crisis


Pitagorina llegó ayer apesadumbrada del colegio. Una de sus amiguitas se marcha a otra ciudad en un par de semanas. Al parecer a su mamá no le renuevan contrato laboral. Justo también ayer supimos que otra amiguita de sus clases de ballet se traslada a otro país con su familia. – ¿Por qué se van mis amigas?, ¿no están bien aquí?, ¿también podemos irnos nosotros mami? y  ¿qué es eso de la crisis?. Toda una batería de preguntas que, como es costumbre en mi pequeña de siete años, me hizo justo a la hora de irse a dormir.

imagen: El Pais
La avalancha de malas noticias que recibimos a diario, el noticiero de fondo, las charlas de los adultos en las comidas de fin de semana, no escapan a los más pequeños. Sí, debemos explicarles a nuestros hijos qué es lo que está sucediendo y hacerlo según su edad. Hoy por hoy vivimos un momento en el que la economía familiar se resiente y no podemos educar a nuestros hijos en una burbuja que los aísle. Los que camináis conmigo por el túnel de forma habitual sabéis de mi visión optimista y vitalista de la crianza de los hijos, no estoy hablando de traumatizarlos sino de enseñarles de una forma pedagógica a que aprendan a valorar lo que tienen y se esfuercen para conseguirlo.

A mí ayer me vinieron muy bien las preguntas de mi hija para explicarle qué es eso que llaman crisis. A decir verdad, fue papá quien le explicó a ella y a su hermana en forma de cuento por qué trabajamos, por qué producimos, por qué consumimos, por qué ahorramos y qué ha sucedido ahora para que todo se haya reducido. Por eso hay que apretarse el cinturón y esta comparativa, claro está, no la entendieron mis pequeñas y así les expliqué: los papás van menos restaurantes, compramos menos prendas de vestir o nos privamos de adquirir caprichos tecnológicos, o aguantamos con el coche que puede esperar a cambiarse un añito más. Los niños también pueden y deben  ayudar entendiendo que no se pueden comprar chuches todos los días, o reduciendo la paga semanal por ejemplo. 
El sentido económico y el moral están relacionados. Gastar más implica responsabilidad y debemos ser capaces de explicar a nuestros hijos, teniendo en cuenta su edad, que no podemos comprar más de lo que nuestra economía nos permite. Tolerar las frustraciones cotidianas es un buen aprendizaje para la vida futura de nuestros hijos. Personalmente creo que este contexto histórico y social en el que nos está tocando educar a los más pequeños puede y debe ser positivo. Comparto aquí las palabras del Doctor Estivill:  "La crisis salvará a los niños, seguramente los enseñará a sufrir, estarán educados en la frustración. El éxito es algo totalmente puntual, hemos de tender a buscarlo, pero el camino al éxito está lleno de frustraciones. Hasta ahora los niños lo tenían todo".

1 comentario:

  1. Muy interesante reflexión.
    Mis hijos son pequeños aún para esas preguntas; pero de verdad que me parece que habéis tratado el tema de forma admirable.
    Pero también estamos viviendo algo relacionado con lo que comentas: mi hija últimamente tiene una bajíiiisima tolerancia a la frustración. Lo pasa mal, lógicamente, porque el día a día está lleno de pequeñas frustraciones. No sólo el de los adultos, sino también el de los niños: ahora me gustaría jugar pero es la hora de comer, ahora no me quiero ir a dormir, me gustaría que me compraras esas chuches pero no lo haces...Es importantísima esta etapa, o al menos así lo veo yo. Como tú dices, es necesario aprender a vivir con esas pequeñas frustraciones para crecer y estar preparado para vivir en el mundo. Eso sí, como madre me tiene totalmente desquiciada!!!! A veces me gustaría decirle: "anda, toma las chuches y cállate" ;)

    ResponderEliminar