martes, 13 de septiembre de 2011

NO DEJES DE LEERLES UN CUENTO

Como buena lectora que soy, intento contagiar a mis hijas pequeñas mi entusiasmo por la buena lectura. Las dos tuvieron su carné de biblioteca antes que D.N.I y las bebetecas no tienen secretos para nosotras. Desde muy pequeñitas les he leído viejos y nuevos cuentos y muy especialmente lo hacía antes de dormir. Embobadas y envueltas en sus pijamas nos han escuchado siempre a papá o a mamá. Hoy por hoy, tienen 7 y 5 años. La mayor lee perfectamente y la pequeña se inicia. Será por eso, porque leen por sí mismas o porque al crecer y ampliarse sus actividades por las tardes y nuestros quehaceres en casa y en el trabajo, todos estamos más cansados, hemos ido suprimiendo ese ratito de lectura familiar.

Un buen amigo, papá de familia numerosa, me ha dado la solución para que no me excuse en el cansancio del final del día y renuncie a ese momento tan especial con mis hijas. “Puedes leerles un cuento mientras cenan, les encantará”. Y así ha sido. O bien en la merienda, o bien mientras cenan yo les voy narrando historias. A medias con la Isla del tesoro estamos ahora. NO HAY QUE DEJAR DE LEERLES A NUESTROS HIJOS: les estamos regalando nuestro tiempo, fortalecemos su autoestima, les enseñamos a reflexionar, les ofrecemos mejorar su capacidad de expresión, aumentamos su concentración y un sinfín de beneficios más. Mis hijas siguen embobadas y yo, sencillamente, feliz por hacerlas felices.

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