lunes, 21 de noviembre de 2011

Cómo generar autoestima en nuestros hijos


Los niños crecen y no siempre estamos ahí para protegerlos y aunque no queramos se van encontrando situaciones difíciles que tienen que aprender a sortear, días mejores, días peores, buenos y malos amigos. Como en la vida misma. Quizás tú en casa no dices palabrotas, pero ellos las oyen fuera o no coincides con los criterios de otros papás que permiten comportamientos o actitudes que tú no toleras en casa. Quizás tienes un niño o una niña más o menos alto, más o menos gordito, con gafas o sin ellas, el más listo de la clase o el más rezagado, ya me entiendes.

Alrededor de este tema giraba una conversación mantenida con unas amigas, mamás todas ellas de niños y niñas con edades diferentes. Coincidíamos en la importancia de desarrollar y fortalecer la autoestima de nuestros hijos para hacer frente a esos pequeños problemas, para ellos enormes, con los que se enfrentan a diario.


Ahí está, le llamaré Pedro, el hijo de 7 años de mi amiga que sufre la ironía de sus compañeros porque prefiere tocar la guitarra a darle al balón. Sin ir más lejos Pitagorina me comentaba días atrás que cuándo podía depilarse porque sus amigas le decían que tiene vello en los brazos. Son ejemplos sencillos pero significativos. ¿Cómo ayudamos entonces a nuestros hijos? Generando su propia confianza. Los expertos señalan que la autoestima se va generando desde nuestros primeros días, esto es desde que somos bebés. Todo el amor y la seguridad que transmitimos a nuestros hijos los hace sentirse confiados y seguros de sí mismos y del mundo que les rodea. Igual que consolábamos su llanto y alabábamos sus progresos cuando empezaban a andar, cuando dejaron el chupete o controlaron su pipí. No hay que dejar nunca de transmitir ese amor y esa seguridad. Quiere a tu hijo como es y hazle saber que por cómo es lo quieres, alaba sus esfuerzos, díselo, “qué bien lo has hecho hoy, cariño” o “ya sé que te ha resultado difícil pero al final lo has logrado, estoy orgullosa”. No le recrimines jamás delante de los demás y ni mucho menos lo compares con otros amigos, compañeros o con sus hermanos.

No caigamos en eso de : “es muy patoso, qué despistada, qué torpe, no sirve para la música o los deportes se le dan fatal” porque aunque no lo creamos les estamos poniendo nosotros mismos una etiqueta.

Dice Pitagorina que hoy en clase han hablado de la confianza y que la maestra ha preguntado en quién tenían confianza. “¿ y tú que has dicho, cielo?” a lo que me ha respondido: “le he dicho a la profe que, sobretodo, yo tengo confianza en mi misma”. He sonreído porque es algo en lo que insisto a diario con mis pequeñas y al final todo da sus frutos, aunque sea difícil.

1 comentario: