sábado, 29 de octubre de 2011

La mujer que hay detrás de mamá


Casi como cuando tomas un buen café y saboreas su aroma y su gusto en el paladar y no quieres tomar nada que interfiera en esa sensación, así me pasa, igual, cuando acabo un buen libro. Durante unos días no puedo leer nada más, necesito saborearlo, pensarlo y reposarlo. Esta semana he terminado “Las hijas de Hanna”, de Marianne Frediksson. Lo cogí en la biblioteca, no de forma pensada, fue un impulso. Recuerdo que había visto a una compañera en la facultad disfrutando con su lectura y es que fue un éxito editorial a finales de los noventa.

Es precioso y lo recomiendo a las que son madres y a las que no lo son porque todas somos hijas. “Las hijas de Hanna” es un abrir los ojos a las relaciones madre-hija, a su hermosura, su complejidad, su dificultad y al camino que recorremos para entendernos y respetarnos pero es sobretodo un brindis al amor incondicional que existe entre unas y otras.

Solemos mirar a nuestras madres, yo me incluyo, como madres y ya está, ignorando, desconociendo muchas veces a la mujer que hay detrás con sus sabores y sinsabores, exigiéndoles siempre. Ignoramos sus miedos, sus anhelos, sus expectativas, sus éxitos, sus triunfos, sus fracasos, sus amores, sus deseos. En fin, poco sabemos muchas veces de la mujer que es nuestra madre porque, de alguna manera, todos adolecemos de ancestral egoísmo filial.

Ahora que soy madre respeto mucho más a la mía. Son muchas las veces que me sorprendo a mi misma diciendo las cosas que tantas veces repetía mi madre y yo detestaba, ja,ja. ¿Lo haré yo mejor?, no, lo haré diferente pero con la misma entrega. Y ahora mis hijas me ven como supermami, la que las cuida, las mima, las protege, las ayuda en fin a crecer, sencillamente perfecta.

Ayyy, princesas, si al crecer os dais cuenta de que yo también me equivoco, sabed que lo estoy haciendo como mejor sé.


Pd. Gracias Mamá. TQM

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