martes, 11 de octubre de 2011

Cuando los alumnos somos los padres. Gracias profesora


Esta tarde me he dado un masaje. No me malinterpretes, sabes que no tengo tiempo para eso. Hoy teníamos tutoria de inicio de curso de la clase de Pitagorina, segundo de primaria. Obviamente ya hace unas semanas que el cole empezó pero su tutora ha querido esperar unos días para hacer un seguimiento y evaluar a sus alumnos antes de presentarnos los objetivos del curso y las expectativas puestas en los niños y en nosotros, las familias.

Y sí, claro, nos ha definido los objetivos pedagógicos especialmente en lectoescritura y matemáticas, ha vuelto a incidir en la importancia de fomentar la lectura, de crear unos hábitos y tener un espacio y un tiempo para la tarea escolar, etc. Y ya nos había explicado cómo los iba a evaluar, cómo quería que colaboráramos con ella activamente, cuando empezaba el intercambio de libros y otros tantos temas más académicos, cuando ha llegado el masaje .

La profesora de mi hija a la que, perdón no os he comentado, ya conocemos porque ha sido también su tutora en primero, nos ha improvisado una fantástica charla sobre la importancia de educar en valores. “ Educar no es solo dar conocimientos es formar, formar a las personas que serán mañana”. Muchas veces, nos ha dicho, nos dedicamos y preocupamos por las cosas que tienen que hacer y nos olvidamos de hacer con ellos, de estar con ellos. “Disfrutad al máximo de vuestros niños, prestadles toda vuestra atención, porque el tiempo es implacable y no vuelve”. Y, con la serenidad que la caracteriza, con esa paz que pocas personas saben transmitir nos ha lanzado algunos consejos que yo comparto contigo:


  1. Construye la autoestima de tu hijo/a. Alaba su esfuerzo, en especial en todo aquello que sabes que más le cuesta. Olvidate de frases como “lo has hecho fatal”, “eres un desastre”, “no aprendes nunca”, “tu hermano o tu amiguita, ellos sí lo hacen bien” y otras similares que por supuesto se nos escapan alegremente. Siéntete orgullosa/o de sus logros y muestraselo.


  1. Practica el perdón en casa. Los padres también tenemos que saber pedir perdón. Un mal día lo tiene cualquiera, tensión en el trabajo, las preocupaciones diarias y ¿quién lo paga?. Pues si has dado un grito desafortunado y lo sabes, dí a tu hijo sencillamente que lo sientes.

  2. Para que te respete, respetalo. Escucha su opinión, consultale las cosas aunque la decisión sea tuya, hazlos partícipes de la vida familiar.

  3. Fomenta su responsabilidad y su colaboración en casa.

  4. Enseña la generosidad no entendida económicamente “Hay que darse, no dar”.

  5. Educa su urbanidad, algo que estamos perdiendo. Cosas tan sencillas como dar los buenos días, pedir permiso para levantarse de la mesa, saber escuchar, dejar paso a los mayores y esperar para pasar o ser puntual, sin ir más lejos.


Pitagorina y sus amigos tienen mucha suerte porque no tienen una profesora cualquiera, tienen una maestra con vocación de enseñar, de educar y de formar. Muchas gracias Profesora.






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