Y me siento, por fín, en el sofá, con la satisfacción de un fin de semana estupendo. Sí, estupendo. Y eso que no hemos ido al centro comercial, no hemos comprado nada en especial y tampoco hemos comido fuera. Pero sí hemos montado en bici, hemos recogido un buen par de bolsas de piñas en el campo, disfrutando del paisaje y de la conversación de mis hijas....que no callan¡¡. Hemos escuchado música y bailado en el jardín disfrazadas al son de la música que pinchaba papá. Hemos desayunado, comido, merendado y cenado en familia lo que en familia hemos preparado y así sin más, nos hemos puesto las pilas para empezar la semana que se avecina complicada.
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