martes, 13 de diciembre de 2011

Los recortes en sanidad deberían preocuparnos


Esto me pasa por hablar: "ya no me acuerdo del tiempo que hace que se me enfermó una de las niñas", dije toda orgullosa y un día después y una noche seguida de mocos, tos y delirios, va y la pequeña pizpireta se pone malita. Nunca he llevado bien que se enfermen, imagino que porque han sido niñas sanísimas y sé que cuando les duele algo o se quejan, les duele y se quejan de verdad. Bueno, nada alarmante, un resfriado común con leve faringitis y unas décimas de fiebre. Hoy pizpireta se ha quedado en casa y acostumbrada a verla brincar, tiemblo al verla dormitar en el sofá. Ya está mucho mejor pero os cuento esto por lo siguiente: he llevado a la pequeña hada al médico, no de urgencias, tenía mi cita horaria en su centro sanitario con su pediatra. Cuando he llegado, los niños y niñas que aguardaban en la sala de espera formaban un número considerable y las mamas, papas y o abuelos que los acompañaban parecían desesperados.
" ¿Por qué hora va la doctora?", he preguntado con pizpireta en mis brazos y con más ganas de volver a casa que de quedarme. "Uff, vaya usted a saber", me han dicho. La pediatra de mi hija había tenido que salir a atender una urgencia al pueblo de al lado que parece ser carece de pediatra y otro colega que no es pediatra pero que ejerce (con maestría hay que decirlo) desde hace años esa especialidad se ha tenido que hacer cargo de su cupo de pacientes y del cupo de pacientes de mi pediatra. Vamos, por su consulta han pasado una treintena de niños cada 5/7 minutos. Esto me ha hecho pensar que ante los ajustes y recortes que sufre el sector sanitario no deberíamos permanecer impasibles. Mi buena amiga Pilar, médico de cabecera en otra localidad, me comentaba no hace mucho: "El problema es que cuando ves más de setenta pacientes al día puedes pasar por alto, por la celeridad con la que visitamos, cosas que son más graves". En fin, me he resignado a esperar un par de horas en la consulta y Pizpireta ha estado en consulta no más de cinco minutos. Por suerte, la medicación hace efecto y ella mejora. "Pongan una reclamación" casi suplicaba la doctora "yo no puedo hacer más". Por lo menos para pensar, ¿no?.

2 comentarios:

  1. Deberiamos de poner una reclamación, porque si no lo hacemos, pues es que asentimos y estamos contentos con tales disparates...generalmente y por desgracia, se suelen poner reclamaciones cuando no hay razones y ante estas situaciones, nos callamos y asentimos igual que borregos....NO!!! Tenemos que perder 30 minutos y hacerlo...es para bien de todos!!
    Un beso, y que se mejore la peque!! La invitaría a mi barco con mis bribones...

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  2. Gracias mamá pirata. Está mejor. Y sí, deberíamos pararnos un segundo y reclamar estas cosas.Un beso desde el túnel

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