martes, 20 de diciembre de 2011

Una tarde agitada


Y después de la tarde del martes con el corre - corre de llegar a las clases de inglés de Pitagorina (“Congratulations. She is excellent in speacking , listening and grammar”, ha dicho su teacher), aparcar en doble fila, recoger a Pizpireta de Ballet que salía hoy entusiasmada con su amigo invisible, aparcando encima del bordillo esquinero de turno, revisar los deberes, recoger una secadora y poner una lavadora, casi estaba lista para salir a mi cita con el dentista. Hora de la endodoncia: las 20.30h. Menuda hora, ¿no?, la mejor si tengo que contar con el papá de las hadas para visitar al médico. Pero, imprevistos de última hora, papá no salía de una reunión inaplazable y…… S.O.S. “ no puedo aplazar la cita por tercera vez” , me he dicho a mi misma. Bien, pues corre y ducha a las niñas. Pijama, calcetines, bufanda y chaquetón y sal corriendo a casa de mi buena vecina y mejor amiga que ha dado de cenar a mis peques y me ha permitido ir al dentista.
Extenuada me he sentado en el sillón del dentista casi como si fuera el diván del psiquiatra y por unos momentos he cerrado los ojos, sólo hasta que me han colocado algo indefinible en la boca que me ha hecho sentir como a Anibal Lecter en el Silencio de los Corderos. A las 21.30h estaba en casa. Las niñas ya leían su cuento en la cama y aunque me he dado cuenta de que estaba muerta de hambre, no soy capaz de comer nada porque todavía ahora que te escribo estas líneas tengo dormida hasta la oreja.
Un beso y buenas noches.

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