lunes, 4 de junio de 2012

Llorar para seguir corriendo.


imagen: 123rf.com

Pues sí, tengo el jardín del túnel un poco descuidado en estos días. Lo siento por los que os habéis adentrado en él sin disfrutar de nuevos posts. Y claro, claro que han pasado cosas, sólo a estas horas, cuando duermen Pitagorina y Pizpireta, cesa la algarabía en esta casa. Estoy cansada. Sólo es eso. El papá de las hadas dice que suele pasarme cada año en esta época, que me da, como decirlo…. el bajón. Fue la semana pasada. Cuando dejé a Pitagorina a las seis en sus clases de inglés y crucé como si corriera el rally de Montecarlo las calles de mi ciudad para estar también  a las seis viendo el ensayo final del festival de Ballet de mi pequeña Pizpireta. Casi me enviste otro coche, aparqué encima de la cera, as usual, pero llegué justo en el momento en el que el acto empezaba. Mi dulce hada sonrió. Su mami había llegado para verla, como las otras mamis. 
Esa noche, al acostarme, sentí un intenso dolor en la espalda, nada serio, una contractura muscular de esas que te impiden mover la cabeza de un lado a otro, de las que te impiden alzar los brazos para hacerte una coleta. Me senté en la cama y empecé a llorar. Lloré como hacía tiempo, como una niña. Ya no sabía qué era lo que me dolía pero era cansancio, de eso estoy segura.
Me paso el día corriendo, nada nuevo, seguro que tú también. Corro en la mañana temprano, corro para ir al cole, corro para comprar, corro para escribir, corro para recogerlas, corro para cocinar, corro para arreglar mi casa, corro para depilarme (el otro día salí de casa con media pierna sí, media no), corro para llegar a tiempo a las actividades de mis hijas, corro para leer con una mientras corro a corregir los deberes de la otra, corro para ducharlas en natación, corro para hacerles la cena y luego corro para recogerlo todo, acostarme deprisa y levantarme a correr otra vez. Hago de maestra, de taxista, de médico, de psicóloga, de gestora y empresaria, de cocinera, limpiadora y cuentacuentos, hago magia y malabares todos los días. No me subo a ningún podio, ya no me pongo los tacones para ir a la oficina, no ingreso, pero trabajo y mucho. Como tú, necesito unas ligeras vacaciones. “¿Estás mejor, mami?, claro corazón, duérmete que mañana tienes un examen.”. Pues eso, dulces sueños. De nuevo estaremos mejor y seguiremos corriendo. 

2 comentarios:

  1. Paso por aquí para infundirte ánimos, no sabes cómo te comprendo y eso que aún ni siquiera he llegado al punto de tener dos hijos y de tener que correr con ellos de aquí para allá. Intenta descansar en cuanto tengas un huequito y recuerda que por aquí se te echa de menos aunque se te comprende ;). Un besazo!

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  2. y pensar que asi estamos muchas mujeres..... y sabes que?? que no somos superwoman, que no tenemos que ser las mejores en todo y que lo mas importante es compartir todo esto,al menos que no todo sea una carga para ti.
    Asi que a partir de ahora, dile a tu maridito que mientras el recoge y prepara la cena, tu estaras disfrutando de tus niñas, mientras jugais a las chicas fashion y te depilas jee

    un beso y un abrazo muy grande

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