miércoles, 13 de junio de 2012

Despidiendo el curso. Entre lazos, agradecimientos y recuerdos


Papá y yo nos acomodamos ayer en las butacas del auditorio. Función de verano. Mis hijas y sus amiguitos despidiendo el curso. Canciones, risas, colores, un, dos, tres, se abre el telón, un, dos, tres, se cierra el telón. Largo y cálido verano por delante. Podría hablaros de lo preciosas que estaban mis hijas, de cómo la crisis ha llevado a papás y maestros a aunar esfuerzos y hemos reciclado camisetas, recosido faldas, hecho manualidades y prestado de curso a curso todo lo  servible para que nada desluciera la gran fiesta de fin de curso. También podría hablaros del vértigo que me produjo pensar que mi pequeña pizpireta deja infantil y se adentra el curso que viene en primero de primaria. Ni que decir tiene que su hermana, tan resuelta ella en su interpretación, lloraba anoche sin consuelo pensando en lo mucho que extrañará a su profesora e imaginando cómo será su nuevo tutor. Pero todo eso lo dejaré para septiembre.

Dormidas ya más bien tarde anoche, fui recogiendo las horquillas, el maquillaje, sus vestidos y lazos, zapatos y zapatillas, en fin, toda la marabunta que mis chicas y yo dejamos en el baño para salir anoche arregladas para la ocasión. Si algo me había emocionado, repasaba en pensamientos mientras ordenaba, había sido la despedida de los alumnos de cuarto de la ESO que dejan este año su cole de toda la vida. Sus abrazos emocionados, su manteo a profesores, sus lágrimas pero también su ilusión, el saber que ahora empiezan ellos, que sueltan la mano de quien les ha enseñado y guiado tanto tiempo. No sé si me explico. 

Me miré al espejo y me vi a mi misma unos cuantos años atrás. ¡Qué maravillosos años¡. Esos en los que tienes todo por hacer, mil caminos por escoger, ese momento en el que te das cuenta de que has crecido y valoras todo lo que dejas atrás. Arropé a mis hijas que dormían plácidamente y me senté en su cama. No tengo ni idea de si finalmente, según sus proyectos actuales, serán mañana veterinarias, ingenieras o “pintureras, mami”. Pero agradezco que junto a nosotros sus padres, crezcan felices rodeadas de sus amigos, de buenos maestros y de su cole que las arropa y las ve crecer. Desde aquí mi más sincero agradecimiento a los profesores y maestros que nos ayudaron a crecer, a ser y a los que hoy acompañan a nuestros hijos. Feliz verano. 

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