miércoles, 18 de julio de 2012

Abuelos y la maldita tijera de los recortes

imagen: Alicia Varela
Se acaba de anunciar el cierre de uno de los centros de atención a la tercera edad de mi localidad. Un recorte más. Unas cuantas personas más al paro, unos cuantos ancianos más en la soledad de sus casas. Muchos de nuestros mayores llegan solos a esa etapa de sus vidas, otros tienen la suerte de contar con sus familias pero éstas tampoco tienen los recursos económicos para poder aportarles más calidad de vida en ese último recorrido: fisioterapeutas, podólogos, dietistas, auxiliares clínicos, médicos a incrementar las listas. Y, por poner nombres, la abuela Juana, don Fernando y sus amigos se quedaran sin sus días acompañados, sin una tarde de cartas e historias de posguerra. Quién preparará la comida a doña Josefa, sin movilidad, o ayudará a recordar al abuelo que pierde la memoria sin esos juegos orientados. 
En fin. Me produce tristeza. No sólo por mi buena amiga Ángeles que pierde su empleo, sino por esos ancianos que ahora quedan a su suerte. ¿Es que no hay otro sitio en el que meter la maldita tijera?.
Desde el túnel pido que no olvidemos a nuestros mayores y enseñemos a nuestros pequeños a respetarlos como merecen. 

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