jueves, 6 de junio de 2013

Síndrome de la mujer maravilla

Ilustración: Roman Zaslonov
Astenia, anemia, alergia, agotamiento. ¡Ainns!. Me rodean todas esas AS. Suele sucederme en esta época del año, que llego con la lengua fuera al final de curso. Porque a pesar de mis treinta y largos yo soy de las que empieza el año en septiembre y lo acabo a finales de junio. Tomaba café esta mañana cuando me he tropezado con un artículo que hablaba del síndrome de la mujer maravilla. Vaya, me he dicho, maravilla no, maravillosa que soy yo porque reúno todos y cada uno de los requisitos. No es que me levante cansada, es que me levanto pensando en lo prontito que me voy a acostar por la noche, pero todos los días me sucede igual, que no acabo nunca todo lo que tengo por hacer. Tengo la casa llena de vida, ¡mi vida está llena de vida!. Estoy encantada de serle tan útil a mi familia, a mis amigos y hasta a Wilson que se recupera favorablemente. Pero reclamo, ruego que se alargue el día o que yo aprenda a organizarme mejor. Decididamente tantas cosas por hacer me tienen bloqueada, así que voy a tomar una decisión y voy a separarlas en tres estados:
Primer estado "inevitable". Eso que no puede esperar y que mientras antes me lo quite de encima, mejor.
Segundo estado "cuandopuedassinagobios". Pues eso que puede esperar para cuando tenga un ratito.
Tercer estado "noesnecesario". Y digo yo, todas esas cajas que llevan sin abrir unos cuantos años en el trastero ¿será que no necesito nada de lo que hay dentro?. 
Siempre mamá buscando a Silvia desesperadamente.
Un beso, paseantes.

1 comentario:

  1. Ay! es verdad, me pasa lo mismo que a ti, todos los días me levanto diciendo que me voy a acostar temprano. Pero después siempre me acabo yendo para la cama tardísimo.
    A ver si acabo pronto Junio y el año escolar.

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